El mindfulness es la plena conciencia, una conciencia que, según Jon Kabat-Zinn, se desarrolla prestando atención de forma sostenida, deliberada y sin juzgar al momento presente.
Podemos pasear con el piloto automático puesto, mientras repasamos la lista de tareas pendientes que tenemos, o pasear de forma consciente, observando y contagiándonos de cada uno de los pequeños detalles que nos rodean (el olor de la hierba, la brisa que nos acaricia la cara, la sensaciones de los rayos del sol en nuestra espalda…). Al conectar con estos detalles que, sí o sí, forman parte de nuestra existencia, creamos las condiciones para mantenernos serenos, centrados y vitales en medio de los vaivenes del día a día.
Algunos de los beneficios asociados a la práctica del mindfulness son:
- Incrementa la capacidad para combatir las distracciones y centrarnos en lo importante.
- Mejora el enfoque y la conciencia respecto a lo que nos sucede.
- Favorece la autorreflexión y la autorregulación.
- Incrementa la creatividad y la capacidad para reflexionar desde diferentes puntos de vista.
- Aporta herramientas para reducir el estrés.
- Promueve el equilibrio emocional y la sensación de energía y bienestar.
- Disminuye el riesgo de sufrir dolor crónico, cansancio o baja eficiencia inmunológica.
- Fomenta la conductas prosociales y las relaciones personales sanas.
Cada vez es mayor el reconocimiento que se le está otorgando a la práctica del mindfulness en el ámbito de la salud y de la educación. Ejemplo de ello son, en el ámbito educativo, el Programa Treva en Cataluña y el Programa Aulas Felices en Aragón y, en el ámbito de la salud, las Unidades de Psiquiatría del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona y del Hospital La Paz de Madrid.